domingo, 24 de enero de 2010
Cosquín II
El viejo río Cosquín
fue testigo quieto
de un desengaño,
que un guitarrero cantor
sufriera en el arenal
cuando se escondía el sol.
Cuentan paisanos de allá
que un amanecer
se escucho su canto,
era un lamento de amor
que del pecho brotó
y entre los cerros quedó.
Quisiera verte volver
en una tarde de Enero,
si vuelves me encontraras
en la orilla del Cosquín,
con mi guitarra cantora
y en mis labios sentirás,
que aun perdura el amor
que me dejaste al partir...
Hernán Figueroa Reyes - ZAMBA DEL CANTOR ENAMORADO -
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